Ernesto, volar por tierra

A Ernesto Mesa Casanova siempre le interesaron las cosas que vuelan. No por romanticismo, sino por una atracción concreta, casi técnica. De niño coleccionaba modelos de aeronaves, cuenta que llegó a tener hasta 22 modelos, y cada uno era parte de una idea fija: la aviación. “Siempre soñé con estar en ese mundo”, dice.
Nació en Matanzas. Ingresó a los Camilitos con la esperanza de convertirse en piloto civil, pero el camino no fue el esperado. La carrera que ofertaban entonces era para piloto militar. Eligió entonces Ingeniería Eléctrica e Instrumento de Aviación, y fue enviado a estudiar a la Unión Soviética. Estuvo allá casi cinco años. “Cuando estaba en el último año de la carrera se cayó el campo socialista. Nos dieron la opción de terminar en Cuba y me gradué en la Cujae.”
El cambio de contexto no lo afectó. En 1993 comenzó a trabajar en el Taller Central de Reparaciones de Aeronaves, en Santa Fé. Reparaba los sistemas eléctricos del AN-2. “Ahí trabajé tres años como técnico en el departamento de Electricidad e Instrumento”, enfatiza. Luego, lo trasladaron como representante de línea aérea al aeropuerto de Cayo Largo del Sur. Participó en un proyecto conjunto entre la aerolínea Taca de Costa Rica y Aerotaxis. “Fue una etapa que disfruté mucho. Estaba en contacto directo con la operación.”
En 1998 pasó a la dirección comercial de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Aerotaxis, parte de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos, actual Empresa Nacional de Servicios Agrícolas (Ensa). Desde entonces, su trabajo ha estado del lado de la organización: planificar vuelos, contratar servicios, coordinar con clientes. “Lo que más disfruto es la planificación de las operaciones y el trato con los clientes. Me gusta estar en todo el proceso, desde la solicitud hasta que se cumple el servicio”.
La UEB dejó de transportar pasajeros en 2004. Quedó solo el servicio agrícola, que en los últimos años también se ha reducido. Eso obligó a diversificarse. “Desde el 2022 para acá hemos revitalizado la actividad de transportación de carga y estamos previendo incorporar el servicio de transportación de pasajeros”.
“Debido a dificultades en la agricultura hemos tenido que ampliar nuestra carpeta de servicios y desarrollar actividades de cargas y otros servicios no agrícolas, y desde 2022 hasta la fecha hemos incrementado la cantidad de horas de vuelos de carga y el número de toneladas en cada año y pensamos seguir incrementando esa actividad”.
Su gran sueño, sin embargo, siempre fue pilotar. “Quería ser piloto civil. Ese fue un sueño frustrado”, reconoce. No voló, salvo en simuladores durante entrenamientos. Cuando la Ensa abrió una convocatoria para formar pilotos, ya tenía más de cuarenta años. “Tuvimos una escuela de formación de pilotos aquí, pero para mí era demasiado tarde, se pedían 20 años, yo ya no aplicaba”.
Eso no lo alejó del entorno que lo motivaba desde niño. Lleva 32 años trabajando en la aviación. “Empecé en 1993 y desde 1998 estoy en el área comercial y de operaciones”. Su jornada diaria incluye revisar solicitudes, coordinar servicios con operaciones, contratar con clientes, y asegurar que todo transcurra según lo pactado.
“Este trabajo es un eslabón de la cadena de servicios de la empresa. Los clientes son el activo fundamental. Cubrir las necesidades de los clientes y realizar ese servicio con la mayor calidad y cumpliendo esas expectativas del cliente es fundamental para lograr los ingresos necesarios para el desarrollo empresarial y del país”.
A veces imagina volver al check-in, como en los años de Cayo Largo. Pero para eso tendría que crecer el volumen de operaciones y habilitar una oficina, por ejemplo, en el aeropuerto José Martí. “Sería bueno volver a ese tipo de función. Hay que esperar que las condiciones lo permitan”.
También piensa en el futuro inmediato. Si la salud lo acompaña, no descarta seguir más allá de la jubilación. “El futuro es incierto, pero bueno, me gustaría terminar profesionalmente aquí y si la salud lo permite bueno, recontratarme.”
A los más jóvenes les aconseja prepararse porque “si te gusta una profesión, hay que conocerla, indagar. Prepararse es lo que te hace eficiente. Entre más conozcas, mejor profesional vas a ser.”
“Si yo fuera joven nuevamente y tuviera la posibilidad de ser piloto, me haría piloto, porque es una deuda pendiente, y por lo demás, hubiera seguido el mismo camino que hasta el momento porque siempre me ha gustado auto prepararme y dar lo mejor de mí en lo que hago. Yo volvería a trabajar en la aviación con la misma pasión que tenía de niño”.
Ernesto nunca estuvo en la cabina, pero tampoco dejó de estar cerca. Fue encontrando lugar en la aviación desde otros espacios, con otras herramientas. Desde la operación y la gestión, pero con continuidad. A veces los sueños no se cumplen tal como se imaginaron, pero igual se habitan.

Fotos Naturaleza Secreta