JOSÉ MARTÍ, EL HABANERO Y UNIVERSAL (II)

Por Carlos Concepción Puentes.


Ya en el Presidio le asignan el número 113, de la Primera Brigada de Blancos y es destinado a trabajar en las Canteras de San Lázaro, estas que La Habana recuerda hoy, muy cercano a nosotros, en parte del área del Museo Fragua Martiana.
La cárcel es dura para el joven Martí, conoce del horror y desmanes del régimen carcelario colonial y llega a enfermar y ver debilitar sus fuerzas, pero nunca su alma y decisión de su empeño libertario.
A solicitud de su familia es conmutada la pena a confinamiento en la Fortaleza de La Cabaña, más tarde a la Isla de Pinos y finalmente, al destierro a España, al que parte el 15 de enero de 1871: ese día escribe a su madre:
De aquí a 2 horas embarco desterrado para España. Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir. Y si he tenido fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, sólo a Vd. lo debo y de Vd. y sólo de Vd. es cuánto de bueno y cariñoso tengo.
Ese es el alma, transparente y pura del joven José Martí, el joven habanero que iniciaba un recorrido que lo haría universal, un destierro sin retorno seguro, un destierro con un solo regreso, a la manigua en armas para dar su vida o lograr la libertad de su patria.
España, le da el termino de sus estudios y formación académica, el conocimiento del cimiento del sistema colonial, parte de su saber y cultura general, la dicha de su primer amor y sus primeras obras escritas. México, para inicios de 1876, le acogió como a un hijo, el reencuentro familiar y un amigo para siempre, Manuel Mercado, a quien confiaría su testamento político. Se forja como periodista y orador consagrado cuando apenas sobrepasaba los 26 años de edad. Conoció y se identificó aún más con la realidad latinoamericana, el sufrimiento del indio y la necesidad de una sociedad más justa y democrática para los pueblos de América. Le seguirá su periplo por Centroamérica, especialmente su estancia en Guatemala, donde se consagra como profesional del magisterio, y expone ante todos su sueño de justicia social. Prosigue su andar por sur américa, buscando la tierra del Libertador, donde al llegar a Caracas, a inicios de 1880, antes de preguntar dónde se comía o dormía, se fue en respeto agradecido, a venerar la Estatua de Simón Bolívar. Venezuela lo consagra como periodista, maestro y lo reconoce como intelectual de Iberoamérica. Sin otro destino inmediato posible, desde donde insertarse directamente en los preparativos de una nueva y emancipadora lucha por su país, para la liberación definitiva del coloniaje español, se traslada a su último destierro, la nación norteamericana.
En agosto de 1881 llega a Nueva York, por segunda vez, donde era miembro del Comité Revolucionario Cubano , con un objetivo central totalmente definido: organizar la denominada Guerra Necesaria. Había declarado en su primer discurso en esa ciudad en enero de 1880:
“..Los grandes derechos no se compran con lágrimas, -sino con sangre. Las piedras del Morro son sobrado fuertes para que las derritamos con lamentos, -y sobrado flojas para que resistan largo tiempo a nuestras balas.”
Para lograr su objetivo, se une, en 1884, a Gómez y Maceo en un plan de reinicio de la guerra en Cuba de estos insignes y veteranos patriotas. Ante la objetividad adversa del momento se separa momentáneamente del Plan, argumentando sus razones a los destacados veteranos:
…general, a un pueblo no se manda como se manda a un campamento… Respetar a un pueblo que nos ama y espera de nosotros, es la mayor grandeza.
La nobleza y transparencia política de José Martí desde entonces, le dan un lugar cimero en la historia cubana y Latinoamericana. En estos largos y trascendentales años de su vida, su figura alcanza una dimensión que sobrepasa las fronteras del continente americano. Resaltan en todo su esplendor sus brillantes dotes como periodista, literato, poeta, diplomático, maestro y sociólogo.
Por sus sobresalientes cualidades que ya lo distinguen entre los más destacados servidores del continente, el 16 de abril de 1887, es nombrado Cónsul General de la República del Uruguay en Nueva York, posteriormente, en 1890, es nombrado Cónsul de la República Argentina, más tarde del Paraguay.
En 1891, en Nueva York convoca a todos sus compatriotas a la unión, expresando:
…Pongamos, alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: Con todos, y para el bien de todos,… yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
La unidad se logra y el 10 de abril de 1892 queda proclamada la constitución del Partido Revolucionario Cubano, donde es elegido José Martí en el cargo máximo, con el humilde nombramiento de Delegado. La Revolución está organizada, el estallido de la lucha, con la unión de veteranos y jóvenes patriotas esta lograda, el día está señalado, 24 de febrero de 1895. A la tierra amada, luego de dos décadas de exilio, llega junto a los primeros José Martí, el Delegado, el Presidente, como vitorean los nuevos y viejos soldados de la patria en armas. Se siente erguido, se siente pleno, y al serle entregado por Máximo Gómez graduación militar, expresa en su diario, asombrado y conmovido:
Al caer la tarde, en fila la gente, sale a la cañada el Gral., con Paquito, Guerra y Ruenes. Sube Ángel Guerra, llamándome, y al Cap. Cardoso. Gómez, al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Del., el Ejército Libertador, por él su jefe, electo en consejo de jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos”.
En la manigua, el 18 de mayo de 1895, apenas a horas de su partida física, escribe a su amigo, Manuel Mercado su reconocido testamento político:
..ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo – de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin (…)
Al día siguiente, el 19 de mayo de 1895, caía en combate, en su amada patria, José Julián Martí y Pérez, aquel hijo de La Habana, que iniciada su infancia en nuestras calles, donde desde más de un siglo se le recuerda en innumerables monumentos y estatuillas, se convirtió con su obra y sueños, en el más venerable y universal de los cubanos, en el precursor de sueños y de esta patria libre que ni irreverentes, ni ignorantes , podrán manchar con desagravios y traiciones.
Sirvan a aquellos y a todos los que amamos y queremos a nuestro Héroe Nacional, recordar su concepto y dimensión de Héroe:
…son los Héroes los que pelean para hacer a los pueblos libres,…los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad. Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo sus tierras, no son héroes, son criminales… …los héroes son propiedad humana….son propiedad de todas las edades…


JOSÉ MARTÍ