José Martí: más que memoria, brújula

Se cumple el 130 aniversario de aquel 19 de mayo, día en que la luz del apóstol de Cuba, José Martí, se fundió con la tierra que tanto amó, no para extinguirse, sino para multiplicarse en el alma de su pueblo. Su pensamiento, tallado en aforismos como joyas de eternidad, sigue iluminando el camino de Cuba, incluso en los rincones más cotidianos.
Martí vislumbró un futuro mejor no como quimera, sino como certeza labrada con manos justas: «El porvenir es de los que saben cultivar la semilla hoy». Su legado no es mausoleo, sino savia que nutre la identidad cubana y revolucionaria, ese entramado único donde la patria se define por el amor activo y la dignidad inquebrantable. En cada gesto de sacrificio, en cada empeño por construir una sociedad más noble, allí está su voz, recordándonos que «la mejor manera de decir es hacer».
Hoy, al evocar su partida, lo hallamos más presente que nunca: en el ímpetu de la juventud, en la lucha por un mundo donde «con todos, y para el bien de todos», el horizonte no sea privilegio de unos pocos, sino derecho común. Porque Martí, más que memoria, es brújula. Y su luz, aunque nacida en el siglo XIX, sigue siendo faro indispensable para navegar los desafíos del porvenir.
«Honrar, honra» —nos enseñó—. Y al honrarlo, Cuba se honra a sí misma.