A Osmel siempre le gustaron los aviones, los parapentes, todo lo que tengan que ver con los objetos que vuelan. Cuenta que desde pequeño soñaba con trabajar donde estuvieran volando esas naves, como su papá y su tía.
“Mi papá trabajaba aquí (en el aeropuerto de Gerona, Isla de la Juventud) hace ya varios años y siempre tuve la intención de trabajar dentro del aeropuerto. Entonces, cuando salgo de ser instructor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), paso un curso de la Empresa de Seguridad y Protección de la Aviación Civil en Cuba (ESPAC), trabajé ahí alrededor de cinco años”.
“Empecé por la ESPAC, primero pasé el curso de Rayos X, fui jefe de turno, técnico de seguridad y pasé los cursos de manipulador de señalero aeronáutico y de mercancías peligrosas, y de Instructor de Seguridad de la Aviación. Mi mayor reto dentro del aeropuerto fue pasar ese curso de instructor”.
Osmel Morales Reyes ocupa actualmente el cargo de jefe de Seguridad Aeroportuaria del Aeropuerto de Nueva Gerona, y cuenta que ha tenido experiencias de dos o tres casos de intentos de vulnerar el sistema y que siempre se han identificado a tiempo. “Es netamente con mi trabajo que se han identificado los pasajeros que trataban de vulnerar el sistema transportando cosas que no pueden viajar, ese tipo de cosas”.
“Lo que más me gusta de la aviación son los aviones y dar clases”. La enseñanza es algo que le viene también de familia, en la sangre, su mamá es profesora y por eso le apasiona.
“El 2024 fue un año en el que pude por primera vez impartir un curso desde cero a un grupo de personas que se incorporaban a la aviación. Es algo que ojalá se pudiera hacer más, pero el aeropuerto de Gerona es pequeño, muy selectivo, hay poco personal, entonces no es algo que se hace habitualmente”.
Osmel explica que los mayores retos para el aeropuerto están relacionados con las aeronaves. Argumenta que en el 2024 no hubo vuelos comerciales, solo vuelos para atender situaciones de emergencia ante la interrupción de la transportación marítima de pasajeros por la llegada de un huracán u otro evento extremo al occidente de Cuba. “Se estuvo trabajando solamente con barcos y esta situación de no tener operaciones fue y es una limitante para el aeropuerto y para el territorio”.
“El mayor reto fue rentar una aeronave, que comenzó en diciembre del año pasado”. Ello permitió restablecer los vuelos Habana-Gerona dos veces a la semana. “Las perspectivas de la empresa son buenas. Hay que esperar a ver si realmente se materializan”.
“Nosotros trabajamos en base a tener vuelos diarios, de atender operaciones a diario. Más allá de estar donde siempre quiso, Osmel ve en el futuro posibilidades de seguir creciendo: “Quiero seguirme superando. Estoy en tercer año de la carrera de Derecho, ya quizás cuando sea licenciado pueda optar por otras cosas un poco mayores, otro curso quizás con mejores condiciones”.