Rostros del Transporte: Adrián y la disciplina de cada piloto

La inspiración de surcar los cielos como piloto nunca dio muchas vueltas en la cabeza de Adrián Trujillo Rodríguez cuando era un niño. Desde los campos de caña de su natal Güines miraba los aviones pasar, pero como una mera curiosidad. Su padre era campesino, su abuelo era campesino, y sus manos llenas del jugo de esa misma caña indicaban que él seguiría esos pasos.

En el año 76 se había ido a Matanzas a estudiar Agronomía cuando se presentó la oportunidad de convertirse en piloto a través de unas captaciones que se estaban realizando. Él y un grupo de amigos se lanzaron a lo que a priori era una aventura, pero que terminó con Adrián graduándose en la Unión Soviética en el año 84, y dedicándole el resto de su vida a la aviación.

Adrián es hoy Capitán Instructor del TU-204 y cuando nos habla, hace énfasis en la preparación previa a cada vuelo. Es fundamental, dice, estar bien descansado, chequear que todo esté en orden, que los equipos de navegación tengan cero problemas.

Son ya casi 17 años los que lleva sobre este tipo de avión. Explica que fue parte de la tripulación que lo inauguró en Cuba, unos modelos acabados de llegar, a los cuales subió, por primera vez, como copiloto. Hoy solo queda él de aquel equipo y eso le otorga la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones en un saber que pocos dominan como Adrián.

Dice que 40 minutos previo a levantar vuelo todo debe estar listo, como mínimo. Revisa cada detalle, hace recorridos, chequea toda esquina de su conocida aeronave. Nos explica que cada vuelo satisfactorio es, en realidad, el resultado de un gran trabajo en equipo.

“Todo depende de un gran número de personas. Son los mecánicos, la tripulación del avión, los trabajadores del aeropuerto, un personal que muchas veces pasa desapercibido pero que resulta medular dentro de esas labores. Cuando todo ese trabajo en equipo funciona bien es que logro mi satisfacción de tener un vuelo sin inconvenientes. Eso es lo que más disfruto.”

Adrián se prepara para salir hacia Santiago de Cuba. Bajo su responsabilidad viajan 140 personas y 3 toneladas de carga. Una gran cantidad de vidas humanas dependen de su accionar en cada vuelo. La disciplina, nos repite, se impone en el trabajo de un piloto, lo define todo.

Y así parte, rumbo al oriente del país, otro de esos hombres imprescindibles, uno de esos transportistas que cada día se levantan y trabajan con la mayor de las responsabilidades sobre sus hombros; de esos que en su labor diaria, construyen Cuba.

Fotos Naturaleza Secreta