Vuelo entre islas: ¿Qué sucede con los ATR de Cubana durante la pandemia? (+ Fotos)

Por: Andy Jorge Blanco

3 junio 2020 | Cubadebate

ATR-72 de Cubana de Aviación en la terminal 1 del Aeropuerto Internacional «José Martí». Foto: Héctor Carrillo/Facebook.

Antes del despegue, Lisseth pasa por la oficina de despacho de la terminal 1 en el Aeropuerto Internacional “José Martí”. Allí recibe, junto al resto de la tripulación, los pormenores del vuelo, el tiempo en ruta, la cantidad de pasajeros, la necesidad de extremar las medidas a bordo. Tiene, como toda Cuba, la misión de evitar el contagio. Pero hay que volar. El ATR-72 en el que viaja es la conexión entre La Habana y la Isla de la Juventud. No hay transportación marítima. Son tiempos distintos.

“La doctora nos tomó la temperatura y la presión arterial a cada miembro de la tripulación. Nos dieron guantes y nasobucos a todos. Firmamos el vuelo y nos trasladamos para la aeronave”, cuenta la aeromoza de Cubana de Aviación.

Lisseth Martínez de Verna –43 años, cinco de ellos como tripulante de cabina de la aerolínea bandera de Cuba– dice que “no vuelan más de 35 pasajeros, a fin de sentar uno por cada fila para mantener el distanciamiento y cumplir con las normas sanitarias establecidas ante esta pandemia. Si algún pasajero tiene necesidad urgente de agua para tomar algún medicamento, o café, se le sirve, pero el servicio no se está ofreciendo para evitar que tengan que quitarse los nasobucos, que son de uso obligatorio durante el vuelo.

“En el tiempo en el aire lo que hacemos es revisar que no se caigan los medicamentos que transportamos, y observamos a los pasajeros para asistirlos si alguno se siente mal –comenta Lisseth y agrega que tanto en la capital como en Gerona limpian el avión con cloro y alcohol, los pasamanos de la escalerilla, asientos, equipajes, el baño–. Desde la isla trajimos algunas muestras de casos sospechosos a la COVID-19 para ser analizadas en el IPK”.

Es miércoles 27 de mayo y Lisseth cuenta que “cuando el avión puso las gomas en el aire me sentí tan bien como si me hubieran dado una inyección de oxígeno, es que el organismo se adapta a eso”. Había estado más de un mes sin volar. Cincuenta días en casa desde el último viaje a la Isla de la Juventud.

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De izquierda a derecha: Michel González (técnico de vuelo), Irina Orosa (aeromoza), Julio Pérez (capitán), Lisseth Martínez (aeromoza), Yoel Torres (copiloto). Foto: Cortesía de la aeromoza Lisseth Martínez.

–El martes 7 de abril fue el último vuelo que tuve antes que este. Estaba de guardia y era necesario trasladar a Gerona a un grupo de 30 pasajeros, que habían cumplido con el aislamiento de 14 días en La Habana por haber sido posibles contactos de casos positivos a la COVID-19Todos ellos fueron cuidadosamente examinados por los doctores en el turno de ese día en la terminal 1 de vuelos nacionales, y se nos informó que estaban bien, asintomáticos y con temperatura normal.

En esa ocasión también transportaron medicamentos a Gerona, entre ellos las gotas homeopáticas PrevengHo-Vir, cuenta Lisseth y agrega que, asimismo, trasladaban a La Habana muestras de pacientes sospechosos a la enfermedad.

Ha sido una constante para los tripulantes del ATR-72 de Cubana de Aviación en estos tiempos:

“Estas muestras fueron colocadas en el compartimiento de carga trasero del avión que, en el caso de la aeronave ATR 72/500, se encuentra muy próxima al Galley, que es la principal área de trabajo de nosotras las aeromozas. En este caso el capitán nos instruyó guardar distancia del compartimiento de carga y no permanecer en el Galleydurante los 30 minutos de duración del viaje”.

En aquel vuelo a inicios de abril, el copiloto Justo Pastor González Montero –63 años, de ellos 47 en la aviación– revisó los planes de vuelo y las listas de chequeo, como le es habitual, si bien estos son vuelos con características diferentes: “Seguimos los requerimientos técnicos y de seguridad, además de lo establecido por las autoridades sanitarias del país. Ahora hay que tener más exigencia con la limpieza y cuidado con las cargas que se trasladan, para que todo salga bien y así cumplir con la tarea que nos ha sido asignada por la Revolución”.

En el casi medio siglo en la aviación, Justo acumula un arsenal de experiencias durante la Operación Milagro, y en vuelos de ayuda humanitaria a Bahamas, San Vicente y las Granadinas, y Dominica.

Por su parte, el ingeniero en explotación de sistemas y motores de aviación, José Carlos Leyva Fornaris, durante el vuelo va prestándole atención al avión, de fabricación francesa: “Le doy seguimiento y solución a cualquier desperfecto técnico que pueda ocurrir, además de la preparación e inspección de la aeronave antes del vuelo.

“En este período de pandemia se toman medidas adicionales de seguridad para proteger contra la transmisión del coronavirus, de tal forma, el vuelo se realiza a niveles de altura que permitan realizar los procedimientos operacionales de vuelos establecidos por los fabricantes de las aeronaves en tiempos de pandemia, y así se minimizan las posibilidades de propagación y contaminación entre los pasajeros y la carga”, dice Leyva, quien participa por primera vez en un vuelo donde el riesgo de transmisión es más alto.

Cubana de Aviación ha desempeñado un papel importante en el enfrentamiento a la pandemia. Foto:Cortesía de la aeromoza Lisseth Martínez.

Ahora, cincuenta días después, Lisseth entra a la oficina de despacho de la terminal 1 para firmar el vuelo. La tripulación que la acompaña no es la misma de aquel 7 de abril. Afuera, en la pista, el técnico de vuelo es Michel González Guzmán, quien chequea la aeronave por última vez. El capitán Julio Pérez, el copiloto Yoel Torres y el capitán instructor Rubén Milanés Ribeux, se acomodan en la cabina de mando.

A un costado de la terminal aérea, en el taller del Grupo Aeronáutico de Mantenimiento (GAM), el técnico Carlos Sera Guevara sigue con el resto de la tropa reparando otro de los ATR de Cubana, el CU-1548. Allí dan servicio a los ATR de cualquier parte del mundo, cuenta: “No hemos parado. Llevamos varios meses en la aeronave. La desmantelamos completa, utilizamos productos con certificado de calidad, y la fuimos armando paulatinamente después de la defectación, para que esté óptima para volar cuando se retorne a la normalidad”.

Las aeromozas Lisseth Martínez de Verna e Irina Orosa ubican a los 30 pasajeros que retornan a Nueva Gerona el miércoles 27 de mayo. En el compartimiento de carga del ATR-72 hay medicamentos para combatir la COVID-19 en la isla, a 145 kilómetros de La Habana. Es un vuelo de solo 30 minutos, menos del tiempo que Lisseth demorará después en regresar del aeropuerto a su casa en San Miguel del Padrón. Allí espera la próxima llamada para abordar hacia Gerona.

ATR 72 de Cubana de Aviación, una de las aeronaves que traslada pasajeros, medicamentos y muestras de pacientes sospechosos a la COVID-19. Foto: Cortesía de Carlos Sera Guevara

Los pasajeros se sientan en filas separadas. Foto: Cortesía de la aeromoza Lisseth Martínez.

En la oficina de despacho, donde la tripulación obtiene información del vuelo. Foto: Cortesía de la aeromoza Lisseth Martínez.

A la izquierda el piloto Julio, y a la derecha el copiloto Yoel. Foto: Cortesía de la aeromoza Lisseth Martínez.

A los tripulantes se les toma la temperatura antes de tomar el vuelo. Foto: Cortesía de la aeromoza Lisseth Martínez.

El GAM, ubicado en el aeropuerto de La Habana, está especializado en la reparación de ATR. Actualmente se culmina el CU-1548, para utilizarlo cuando se regrese a la normalidad. Foto: Cortesía Carlos Sera Guevara