Fuente: El blog de Cuba en China.
Por Carlos M. Pereira
Las cosas para Cuba siempre son más difíciles. Ni en tiempos de pandemia a los cubanos se nos permite respirar tranquilos.
Cuando el pasado 13 de marzo, Jack Ma, fundador de Alibaba, el gigante electrónico chino y la fundación que lleva su nombre anunciaban al mundo su intención de donar a EEUU 500 mil kits de detección rápida de COVID-19 y un millón de mascarillas, haciendo caso omiso a los dichos xenófobos y racistas de su actual Presidente, antes ya lo había hecho a otras naciones como Japón, Corea del Sur, Italia, Irán y España, considerados entonces los países expuestos al mayor peligro, como expresión de su transparente llamado a unir esfuerzos en esta dura y desigual batalla.
Un segundo envío de donativos para apoyar los trabajos de prevención en Europa arribaría al aeropuerto belga de Liege el 16 de marzo. Ese mismo día, se reportaba también la llegada a Etiopía de otro cargamento destinado a los 54 países africanos. Un día después, un vuelo desde Hangzhou a Roma llevaría suministros médicos para la Cruz Roja italiana y se anunciaba que más kits y mascarillas iban en camino. Ese mismo día, otro avión arribaría a Zaragoza , España, con otra valiosa carga de unas 500 mil mascarillas y otros equipos médicos en apoyo al combate contra el nuevo Coronavirus. Ese día un post en su cuenta de Twitter aseguraba en español #Estevirusloparamosentretodos. Un día más tarde, otro envío llegaría a Liege para apoyar los esfuerzos de Bélgica y Francia.
La agencia china XINHUA destacó que la fundación Jack Ma incrementaba sus esfuerzos para proporcionar más apoyo a los países afectados, especialmente Italia, Bélgica, España, Eslovenia, Francia, Austria, Dinamarca, Alemania, Irlanda y los Países Bajos. El 19 tocaría el turno a vecinos asiáticos como Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia. El 21 más suministros de emergencia para Afganistán, Bangladesh, Cambodia, Laos, Maldivas, Mongolia, Myanmar, Nepal, Pakistan y Sri Lanka. Días más tarde, envíos similares llegarían a Azerbaiyán, Bután, India, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán y Vietnam. Sumaban ya 23 países asiáticos. El 22 de marzo, a medida que la pandemia seguía avanzando, tocaría a America Latina y el Caribe. Un nuevo tuit de Jack Ma anunciaba el envío de 2 millones de mascarillas, 400 mil kits de diagnóstico rápido y 104 ventiladores, a 24 países de nuestra región, entre ellos Cuba, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, República Dominicana y Peru. El 24 de marzo una publicación del Embajador chino en Panama, confirmaba la próxima llegada a ese país de 100 mil mascarillas y 10 kits diagnóstico, mientras su colega en La Habana confirmaba lo mismo. Todavía ayer 30 de marzo se anunciaban envíos adicionales de equipamiento tales como ventiladores, guantes y trajes médicos protectores.
El hashtag #OneWorldOneFight devino tendencia en las redes. Sin embargo, entre tantas noticias y anuncios, uno de esos envíos no podría llegar a su destino final.
Resulta que su transportista, una empresa estadounidense contratada para hacerlo, declinó a última hora su encomienda bajo el argumento de que las regulaciones del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra el país de destino, recrudecido por la administración de turno en EEUU, le impedían hacerlo.
El noble, descomunal y encomiable esfuerzo del fundador de Alibaba y de la Fundación Jack Ma, que había logrado llegar a más de medio centenar de países en todo el mundo, no pudo tocar suelo cubano, sin importar cuán necesarios podían ser esos recursos en apoyo a la batalla que libra la pequeña isla antillana asediada y bloqueada.
De nuevo, el injusto, arbitrario e ilegal bloqueo que todo lo trastoca. Nuestro agradecimiento al Sr. Ma por haber pensado en nosotros y por los esfuerzos que todavía hace para que el aporte de su fundación llegue por fin a su destino.
Las cosas para Cuba siempre serán más difíciles, por eso cada logro, cada pequeño paso de avance, se convierte en un colosal triunfo contra los demonios.